sábado, 14 de julio de 2012

Jardin

Observando mi jardin note algo curioso,
en varios canteros de abonada tierra,
prolijamente arreglados con piedras recogidas
en la costa de un río, hay coloridas flores de estación.
La sinfonía de belleza, los acordes de colores y
la gracia de sus suaves movimientos, le dan al lugar
una magia dificil de describir.
A poca distancia, solitario, se muestra orgulloso
un verde cactus de austero aspecto y largas espinas.
La sensación que provoca es extraña y cautivante,
ya que en su espartana dureza exibe con profunda humildad
hermosas y brillantes flores amarillas.
No se mueve bajo la tentadora influencia del viento
como las frágiles flores, pero su porte y gracia
concuerdan con el entorno, generando una armonía estética
que estremece el alma.
Reflexiono un rato y siento el llamado de permitirme
ser sencible a la exquisita obra de arte, que un pequeño
jardin puede obsequiarme.

nesmel
(15-5-2012)